Optimismo vs pesimismo: cómo influyen en tu salud mental

Compartir post

Pesimismo y optimismo en psicología: diferencias, beneficios y cuándo buscar ayuda

El pensamiento positivo está más presente que nunca. Todos aceptamos de una manera casi automática que, si no pensamos en positivo, menos cosas nos saldrán bien. Las frases optimistas nos acompañan en las publicaciones de redes sociales y en nuestras tazas mientras nos preparamos para un día de trabajo.

Y con legañas en los ojos, mirando a la taza, podemos preguntarnos: ¿es necesario ser optimista para ser feliz?

En este post quiero hablar sobre el pesimismo, el optimismo, y de cómo pueden afectar (o no) a nuestra salud mental.

¿El pensamiento positivo ayuda a tu salud mental?

Vamos a comenzar con la evidencia científica: sí que se encuentra una relación positiva entre la actitud optimista y el bienestar. Y ahí podemos dejar el tema, o podemos profundizar: ¿es la única manera de llegar a la ansiada salud mental? ¿Imponer el optimismo y convencernos de que todo irá bien es el tratamiento a nuestros problemas?

Ahí es cuando comienzan los problemas: el optimismo no es la solución, y tampoco es siempre algo beneficioso. Pero primero tenemos que comprender cómo aprendemos a pensar.

¿Por qué pensamos como pensamos? Psicología del pensamiento

Nuestro pensamiento suele empezar fuera. Te explico. Aunque llevemos toda la vida pensando tanto que lo sintamos nuestro, la verdad es que el pensamiento es un mosaico de pequeños trocitos vitales. De cómo vimos a nuestros padres enfrentar la vida, de imitar a aquel personaje que admirábamos, de las cosas que nos han funcionado y aquellas que no. Que seamos pesimistas u optimistas no es una actitud elegida, es parte de quien somos y de cómo hemos podido encajar la vida.

¿Recuerdas el «todo saldrá bien» enmarcado por un arcoiris que un niño pintó durante la pandemia COVID? Se convirtió en un símbolo viral de optimismo. Podemos comprar esa actitud si estamos en nuestra casa con jardín, o con nuestros seres querido sanos y salvos. ¿Te convencería el dibujo si tu padre estuviera en la UCI? ¿Y si tuvieses una familia a tu cargo mientras tu negocio se desmorona?

Forzar el optimismo es invalidar

«Esta va para los pesimistas leyéndome: es cruel que te fuercen/fuerces a pensar como si fueras otra persona.»

 

Optimismo inútil y pesimismo funcional

Antes te he dicho que no siempre el optimismo es beneficioso, así que en esta sección me explicaré. Para ello, tenemos que hablar de acciones.

Por ellos mismos, optimismo y pesimismo están vacíos. Tenemos que mirar un poco más hacia delante: ¿a dónde me lleva mi pensamiento? Te propongo un ejercicio, y quiero que te tomes unos segundos para reflexionar si a las siguientes personas les irá bien en la vida:

  • Martín quiere hablar con su mejor amiga para invitarle a salir. Su cabeza le ha puesto 136 situaciones en las que es rechazado (en alguna incluso llama a la policía). Esa misma tarde le invita a tomar algo y se declara.
  • Sara recibe una carta de Hacienda. Ella piensa que no será nada y que los problemas suelen resolverse solos. No la abre nunca.
  • Ignacio tiene mañana una competición de natación. Es la última oportunidad para clasificarse en el campeonato nacional, y ha entrenado para ello. Como las otras veces no lo consiguió, decide no ir para no volver a decepcionarse.
  • Virginia ha empezado a estudiar magisterio, siempre le fue bien en los estudios y cree que no tendrá mucho problema. Sigue estudiando y esforzándose, confiando en que podrá resolver los problemas que le vayan surgiendo.

¿Lo tienes?

Vale, ahora quiero que pienses si tu valoración de estos 4 personajes ha tenido solo que ver con su actitud. Martín e Ignacio comparten lo que podríamos llamar «pesimismo». Pero, ¿crees que ambos comparten futuro próximo? Martín decide atreverse incluso con las dudas, mientras Ignacio decide no presentarse a la competición. Aquí lo que importa no es su actitud, sino lo que viene luego.

Sara y Virginia son optimistas. A Virginia le va fenomenal y nos alegramos por ella, pero Sara probablemente se meta en un lío. De hecho, a Sara le hubiera ido mejor siendo pesimista, ya que un poquito de ansiedad le hubiera hecho abrir la carta instantáneamente y ponerse manos a la obra.

¿Cómo cambiar tus pensamientos? Clave para mejorar tu bienestar

Podemos pelearnos con nuestro pensamiento e intentar cambiarlo, pero sin un cambio de acción, ¿de qué nos sirve? Ignacio puede forzarse a pensar en positivo, pero si no va a la competición, difícilmente puede probarse que es capaz. Además, el pesimismo de que tu situación laboral no mejorará en una empresa puede hacer que cambies de trabajo y que salgas de un entorno que te exprimía como una naranja.

Cuando le pregunto a mis pacientes para qué quieren ser optimistas, normalmente las respuestas son: «quiero ser feliz», «quiero que las cosas no me afecten», «quiero atreverme»… Es decir, el optimismo no es valioso en sí mismo, lo vemos como la única manera de ser más felices y mejorar nuestra vida.

Ser optimistas sin cambiar nada más nos lleva a vivir la misma vida, nuestro entorno no cambia, nosotros no cambiamos. ¿Queremos eso?

¿Y si no puedo cambiar solo? Cuándo buscar ayuda psicológica

Entonces probablemente te vendría bien ayuda profesional. Un buen psicólogo que te acompañe, te entienda y pueda encaminarte hacia ese cambio. Nosotros estamos dispuestos a ayudarte, puedes hablarnos en el icono de WhatsApp o en la sección de Reservar Cita.

¡Nos leemos en otros posts! 💙

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestra Newsletter

Para no perderte nada

Últimos artículos

Optimismo vs pesimismo: cómo influyen en tu salud mental

Qué esperar en tu primera sesión de terapia psicológica en Nauta Psicología

Técnicas psicológicas para combatir la ansiedad