Elegir un buen psicólogo (o cuándo huir a tiempo)
¿Qué hace un psicólogo?
Es un hecho que la psicología ha entrado de lleno en la sociedad. La salud mental se debate en el Congreso (¡ya era hora!), las personas que van a terapia lo cuentan sin tapujos y las redes sociales se han llenado de contenido que habla sobre relaciones tóxicas, tips para controlar la ansiedad o qué hacer si tenemos fobia a los payasos.
Y todo ello está genial, es un placer ver cómo la psicología es ya parte de la cultura pop. Sin embargo, no pocas veces los problemas son más grandes que la montaña de tips que Instagram pueda ofrecer. Así que te planteas buscar a un psicólogo.
¡Genial! Es un primer paso complicado, y ahora se abre un mundo de posibilidades. Terapia cognitivo-conductual, psicoanálisis, hipnosis, coaching, terapias contextuales… Todo un abanico aparece, sin contar las diferencias personales entre terapeutas.
“Uf, qué lío y qué pereza”. Puede que esta indecisión te gane. El esfuerzo que supone tomar la elección sin información es enorme, así que confiamos en poder solucionarlo nosotros solos en un futuro próximo. Spoiler: no suele ser así.
He estado investigando en otras páginas que dan claves y consejos para elegir psico, y la mayoría de ellas dan consejos tipo “que sea psicólogo”, “que esté colegiado” y el fantástico “que hable tu idioma”. Vale, cerebrito, son cosas importantes, pero solo he descartado 3 de 800 opciones. Por eso quiero explicarte qué es la terapia, qué hacemos los psicólogos y, sobre todo, darte armas para poder atravesar la jungla de opciones. Buena suerte.
¿Qué es la terapia psicológica?
Yo siempre les digo a mis pacientes que quiero que se vayan lo antes posible. Y no es porque los odie, si me lo paso genial en consulta. Pero es que mi trabajo es solucionar problemas, hacer que las personas se adapten y/o cambien aquello que les hace sufrir. El objetivo de un proceso terapéutico debe ser la autonomía del paciente. Y esto es importantísimo. Una vez la persona está mejor y dispone de todo el conocimiento y habilidades que necesita, es esencial que se produzca un proceso de “desterapia” (seguimiento) para asegurar que no se produce una dependencia del psicólogo.
Por tanto, la terapia psicológica es el proceso por el cual conseguimos esa independencia. Que el paciente consiga estar bien por sus propios medios, sin tener que acudir a nosotros cada vez que se encuentra peor. “No regales pescado, enseña a pescar”, dicen.
Trabajo de un psicólogo
¿Y cómo conseguimos eso? Lo primero que hacemos los psicólogos es escuchar. Escuchar las historias, los miedos, los sentidos de la vida de cada paciente. Este es el proceso conocido como evaluación. La evaluación consiste en recoger información para logar conocer a esa persona, comprender sus procesos de pensamiento y saber cómo ha llegado a la situación en la que está. El inicio es tan importante como el mantenimiento del problema, es decir, ¿por qué se mantiene el problema a día de hoy? Es un proceso de investigación en el que adaptamos las herramientas que nos da la Psicología a la vida de una persona en particular.
Una vez lo hayamos entendido, es esencial que devolvamos ese proceso de investigación al paciente. Que le expliquemos las relaciones entre eventos, pensamientos y acciones que hemos observado. Quizás el paciente se había dado cuenta y no aportamos nada sorprendente, pero a veces esa revelación es suficiente para provocar un cambio drástico.
A partir de aquí, empiezan el trabajo. Los psicólogos proponemos infinidad de técnicas, debates, habilidades que practicar para que estés mejor. Todo ello acompañado de explicaciones y nuevas formas de entender ciertos comportamientos y procesos. Por ejemplo, ¿por qué me sigo machacando cada vez que cometo un fallo si lo paso fatal?”. Y tiene una explicación, aunque suele ser distinta en cada caso. Poco a poco iremos viendo cambios en el estado de ánimo, síntomas de ansiedad y el sufrimiento parece más distante.
Y este, en esencia, es el trabajo de un psicólogo: ayudarte a ti. A ti, con tus circunstancias únicas y tu vida particular.
Tipos de terapia psicológica
La Psicología se trata de la ciencia que estudia el comportamiento (comportamiento visible y aquel que no lo es, como los pensamientos). Por tanto, una terapia psicológica de calidad es aquella que utiliza procedimientos científicos. Y debe ser científica porque la simple experiencia del terapeuta o de personas conocidas (“ah, pues a mí me sirvió”) no es suficiente para decir que algo funciona.
Esto puede chocar desde un primer momento. “¿Cómo va a poder entenderme un científico, si ellos trabajan con datos fríos y yo soy una persona?” suele ser la primera impresión. Por eso he mencionado antes la importancia de adaptar las herramientas psicológicas científicas a la vida de cada persona. A todos no nos sirve lo mismo, por eso aplicar el mismo tratamiento a todos los pacientes por igual sería acientífico, además de poco ético. Nosotros los psicólogos establecemos vínculos de confianza con los pacientes a través de la cercanía y la empatía, además de motivarlos (razones por las cuales a veces se nos mete en el mismo saco que a los coaches). Pero esto no quiere decir que a la hora de aplicar los cambios no lo hagamos con herramientas que sabemos que funcionan (a diferencia de los coaches).
Terapias eficaces y otras que no lo son tanto
Ahora sabemos que la terapia psicológica tiene que ser científica, ¡perfecto! Pero, ¿qué es lo científico? Las terapias basadas en la evidencia científica podríamos decir, a grandes rasgos, que son las cognitivo-conductuales, conductuales y contextuales. Dentro de estas categorías, destacan las siguientes:
- Terapia Cognitivo Conductual
- Terapia de Exposición
- Terapia Dialéctica Conductual
- Terapia de Aceptación y Compromiso
- Entrevista Motivacional
- Terapia Analítica Funcional
- Terapia Metacognitiva
- Terapia Integral de Pareja
- Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness
- Reducción del Estrés Basada en Mindfulness
- Terapia Breve Enfocada en Soluciones
- Terapia Racional Emotivo Conductual
En este post de Paz Sin Poses se da más detalle de los niveles de evidencia de las terapias.
Por otro lado, debemos huir de las prácticas pseudocientíficas que sabemos que no funcionan, ya que estamos arriesgándonos a invertir un tiempo y un dinero en un sitio que no van a saber solucionar lo que nos pasa. O peor aún, agravar o incluso crearnos problemas. La Asociación para Proteger al Enfermo de las Terapias Pseudocientíficas (APETP) nos proporciona una completísima lista de pseudoterapias, tanto psicológicas como médicas. Carlos Velo, un compañero psicólogo, profundiza más sobre las pseudoterapias en su blog.
Como último consejo, si en la web de un psicólogo no aparece claro de qué manera trabaja o no es claro cuando preguntes, ¡huye! Cuando se trate de tu salud, mejor acudir a un profesional con las cosas claras.
Cuánto dura la terapia psicológica
Esta es una pregunta trampa, pero la he incluido porque suelo verla mucho en consulta. Como he dicho antes, un proceso de terapia debe ser lo más breve posible siempre que se hayan cumplido los objetivos. Sin embargo, hay casos en los que el proceso se alarga años. Ya sea por una situación difícil, por tener muchos frentes abiertos, o simplemente por encontrar muchas resistencias y dificultades. Sin embargo, es bueno que sientas que avanzas (aunque sea poco a poco) y que el psicólogo te ayuda a ver cambios fuera de sesión. Si crees que el terapeuta está alargando demasiado la terapia, o ves que tus objetivos no se están cumpliendo, lo mejor es decírselo directamente. El buen profesional no es el que no falla, sino el que acepta las críticas y se adapta a cada persona.
Elegir el mejor psicólogo (para ti)
Por último, te voy a dar una lista de las cosas que es deseable encontrar en un/a psicólogo/a. Cada terapeuta es distinto y habrá diferencias, pero si encuentras algo que no te cuadra, lo mejor es preguntarle. Cuando se trata de tu salud mental, mejor no te la juegues.
– Te sientes comprendido/a y en un espacio seguro para compartir temas íntimos.
– Tiene en cuenta tus objetivos y prioriza tu motivo de consulta, no trabaja cosas sin sentido o que no consideras importantes.
– Me ha explicado lo que me pasa y por qué estamos trabajando de la manera en que lo hacemos. Siento que tiene un objetivo claro y no va dando tumbos constantemente.
– Cuando le pides un cambio o le dices que algo no te ha gustado, comprende bien las críticas e intenta adaptarse.
– Has visto cambios reales en tu vida cotidiana, lo hablado en sesión tiene un efecto real en tu rutina y ayuda a manejar las situaciones de manera distinta.
–La intervención se centra en lo que te hace sufrir en el presente, no se remueven recuerdos difíciles sin algún objetivo claro.
Espero haber aportado un granito de arena en todo este lío, y te haya ayudado a tomar una decisión si estabas un poco perdido/a. ¡Nos leemos pronto!